lunes, 3 de agosto de 2009

Maribel, crítica literaria/4

Sostiene Maribel que le une a Tabucchi una relación de amor-odio. Con Pereira sufrió el calor lisboeta más que el interés por lo que acontecía. Con Réquiem, descubrió su pasión por las tumbas y por las fantasías oníricas.

Maribel siente temor a enfrentarse a las letras de Coetzee: sus palabras logran deshilachar su corazón un poco más.

Con Sartre, Maribel se asfixia en un lodazal de miradas incomprendidas.

Sostiene Maribel.

Arena


Sopla el viento y la superficie del mar se vuelve montañosa de repente.
Ya no hay hueco para caminar por la orilla. La espuma lo deja todo de un blanco incandescente.
Me quedaré sentada sobre una roca a esperar que vuelvas. Contigo sé llegar a casa sin perderme.
Sólo deseo que regreses antes de que me devore el temporal.