miércoles, 12 de diciembre de 2012

Equis De (Capital Letters)

Es una certeza idiota, lo sé. Y la asumo con la mayor elegancia de la que soy capaz en estos momentos. Puede que para los demás haya sido bastante obvio...
¡Qué le vamos a hacer!, ¿verdad? Cuando no surge, no surge y punto...
La cosa es que estaba casi segura de que esta vez...
Bueno, no es cuestión de hacerse mala sangre. ¡La vida sigue!
No te preocupes, que no te guardo ningún rencor... Ahora me doy cuenta de que nunca fui de tus favoritas...

Eso sí, yo que tú me haría una nueva cuenta en Facebook... Y en Twitter... Ah, y en Pinterest... Bueno, y tus direcciones de correo de Hotmail y Gmail también estaría bien que las revisaras... Hace mucho que no entras en Buzznet, ¿no? Y tu Myspace lo tienes bastante olvidado... Por supuesto te recomendaría que cambiases de número de móvil, por si quieres seguir usando el Whatsapp... ¡De Tumblr ni hablemos! ¿Y qué me dices del momento "me creo artista" y publico en Flickr? Vete olvidando, chaval... Además, te quedas sin la única seguidora de tu mierda de blog.

NO TIENES NI IDEA DE LO QUE ES CAPAZ UNA MUJER DESPECHADA EN PARO Y CON LA FIBRA ÓPTICA DE ONO RECIÉN INSTALADA.






lunes, 3 de diciembre de 2012

Distopic

¿Cómo hablar de sumisión cuando aún no se ha experimentado la libertad? ¿Cómo hablar de algo en lo que estás inmersa si no tienes ninguna referencia externa con que comparar?
Siento malestar pero en realidad es algo sutil, algo a lo que, de algún modo, estoy acostumbrada. Algunos días duele más, otros menos.
Pero siempre está ahí,
ese dolor,
agazapado.
Cada vez que he intentado mostrarlo, me han callado. Siempre lo consiguen, de manera más o menos explícita, más o menos brutal, pero siempre lo consiguen.
Hasta ahora.
A partir de ahora no van a poder. Ese pequeño malestar se ha convertido en algo insoportable, algo que tengo que sacar de mí, incontrolable, como esa tos involuntaria que nos entra cuando algún líquido en nuestra garganta se cuela por "el otro lado"…
Así, de esa forma, sale mi dolor de mí. Mi sumisión se hace patente y mi rabia explota como la burbuja hedienta en la que habitaba.
Por fin empiezo a cuestionar, a cuestionarme, a cuestionarlo todo.